En los folletos turísticos se vende la idea de ¨playas paradisíacas¨, pero en estos no se explica que el Mar vomita basura a las costas con cada marea. El turista puede optar o bien por decepcionarse, o bien por el buen rollo y ver solo lo que le apetece ver, filtrando la inevitable basura. Una botella está en mitad de nuestra visión del ¨Paraíso¨o simplemente nuestro cerebro filtra la imagen y esta desaparece. Los océanos son enormes, con mucha gente viviendo en sus costas, vertiendo por accidente o deliberadamente cantidades ingentes de porquería. Los turistas del primer mundo, se evaden del stress en las playas de países menos desarrollados que los suyos, pero que sin embargo estos tienen la costa virgen, un clima dócil y precios a la cuarta parte que los países ricos. Algún occidental prepotente debe pensar que se debería exigir a los países exóticos un Servicio de limpieza de sus playas después de cada marea.